Conocer la importancia de las calorías es fundamental para seguir cualquier dieta, y más aún si esta dieta está basada en reducir su consumo y el gasto energético.
Existe una tendencia generalizada que relaciona el mantenimiento de un peso adecuado o incluso una imagen bella con un menor o incluso inexistente consumo de calorías. Esto en un principio se podría aceptar como cierto, es decir, la ingesta de calorías está directamente relacionada con el sobrepeso. Pero esto no es exactamente así y es muy importante que conozcas por qué.
Las dietas bajas en calorías se siguen utilizando para conseguir pérdidas de peso en personas con problemas de sobrepeso u obesidad y ello es debido a que ocasionan una pérdida de peso que supuestamente redunda en una pérdida de masa grasa.
El objetivo de una dieta baja en calorías es reducir las reservas de energía que forman la grasa y, por supuesto, intentar que este consumo de reservas y gasto energético sea superior a la cantidad de calorías y energía ingeridas.
No todas las calorías son iguales
Lo primero que debemos comprender es que no todas las calorías son iguales, pero ¿qué es realmente una caloría?. Se trata de una cantidad de energía calorífica vital equivalente a 4,185 julios. Su misión es elevar la temperatura de un gramo de agua pura 1 grado, de 14,5 °C a 15,5 °C, a una presión normal de una atmósfera. Pero volvamos a los que nos interesa: no es lo mismo comer un plátano de 100 gramos que beberse 300 mililitros de cerveza, ¿no? Pues resulta que tienen las mismas calorías. Ahora bien, ¿cuánto crees que engorda cada una de ellas? y ¿de qué manera afectará a tu organismo?
Es evidente que el plátano proporciona una serie de nutrientes que la cerveza no tiene. Además el hecho de tener que masticar hace que tu cuerpo tenga que gastar energía antes de digerirlo, mientras que una bebida agiliza estos pasos tanto que tu cuerpo no lo procesa igual.
En este sentido, toda persona que empiece una dieta debe saber que tanto las calorías vacías de las bebidas alcohólicas como los refrescos azucarados son lo primero que deben desterrar de su dieta. A ser posible, de manera definitiva.
Hay calorías vacías, como las del alcohol que no nos aportan absolutamente nada e incluso pueden favorecer la aparición de un hígado graso, y hay alimentos que, además de aportarnos pocas calorías son muy ricos nutricionalmente hablando.
Metabolismo y digestión
También es necesario recordar la importancia del metabolismo y la digestión de cada tipo de alimentos. La simple digestión de un producto graso hace que un 2,5% de lo consumido sea utilizado en la propia digestión.
Está claro que algo es, pero si lo comparas con el 7% que ya pierdes nada más digerir un plato de macarrones, parece poco, ¿no? Bien, pues resulta que las calorías derivadas de las proteínas de un filete de ternera (por ejemplo) se reducen en un 27% de gasto metabólico en plena digestión.
Es decir, del total de calorías derivadas de proteínas, más de un cuarto desaparecen en tu metabolismo y no llegan a nuestro cuerpo como energía para almacenar. La consecuencia, es que hay que ser consciente de que la obesidad no es un problema de más o menos calorías, sino multifactorial en el que interviene de manera esencial el metabolismo.
Pongamos el ejemplo de los hidratos de carbono recurriendo al famoso plátano: no es lo mismo comer los hidratos de carbono provenientes de un plátano que los hidratos de carbono de caramelos, aunque el total sean las mismas calorías en ambos casos, es decir, aunque la cantidad de calorías puede ser igual, su origen y efecto en el organismo varía considerablemente de un alimento a otro.
¿Cuántos caramelos tienes que comer para sentirte igual de lleno que con el plátano?, la respuesta es evidente, pero además de sentirte más saciado con el plátano también te está aportando otros micronutientes (vitaminas, minerales, fibra) que no vas a encontrar en los caramelos. No se trata de vivir contando calorías, sino de elegir los alimentos correctos, alimentos que nos llenen sin que sean bombas calóricas.