La celulitis no se puede confundir con la obesidad, más adelante veremos que se puede producir en personas con peso normal e incluso delgadas. Es frecuente heredar la propensión a padecer celulitis, por ello, puede aparecer celulitis en personas sin sobrepeso.
La celulitis o “lipodistrofia ginecoide” consiste en la acumulación de nódulos adiposos (grasa) en el tejido subcutáneo de algunas zonas del cuerpo, presentándose mayoritariamente en abdomen, glúteos, caderas o muslos.
Pero la celulitis también altera algunas funciones fisiológicas de los tejidos fibrosos, adiposos y conjuntivos, provocando una retención de líquidos por alto nivel de producción de estrógenos, presentándose sobre todo en las mujeres. Hay que tener en cuenta que la progesterona potencia la acumulación de grasas, mientras que los estrógenos favorecen la retención de líquido
Obesidad y celulitis no se combaten de la misma forma
Si bien es cierto que las personas obesas tienen mayor tendencia a la celulitis, también lo es que las personas delgadas pueden acumular igualmente grasas en el tejido subcutáneo.
Habitualmente, cuando una mujer obesa normaliza su peso mediante un tratamiento adecuado, frecuentemente aparece el nódulo celulítico, oculto anteriormente bajo el manto adiposo.
Mientras que en la obesidad las células grasas son libres y móviles, en la celulitis se fijan e incrustan en el tejido conjuntivo.
Esto significa que hay que abarcar el problema desde dos perspectivas diferentes:
- Primero: La obesidad forma esos kilos de más, que no son otra cosa que grasa acumulada, aunque móvil, distribuida de manera más o menos uniforme por todo el organismo, que se puede eliminar siguiendo métodos sencillos con relativa facilidad, hábitos saludables y una dieta equilibrada y variada.
- Segundo: Por el contrario, en la celulitis la grasa está fija e incrustada en el tejido subcutáneo a la que además se añaden los radicales libres. Suele tener su origen en una circulación sanguínea y linfática insuficiente, lo que a su vez provoca una disminución de intercambios entre la sangre y las células, que se sobrecargan de grasa, agua y toxinas, formando el nódulo celulítico. Esta grasa es prácticamente imposible eliminarla siguiendo una dieta.
La celulitis es una manifestación externa del tejido conectivo situado en la hipodermis, es decir en la capa más profunda de la piel y afecta a zonas más concretas del cuerpo humano. Se manifiesta casi exclusivamente en el sexo femenino por su relación con la progesterona y los estrógenos y es el problema estético que más preocupa a las mujeres, porque más de un 80% la tienen, la han tenido o la tendrán.
Fases de la celulitis
Este trastorno circulatorio se desarrolla en tres fases:
Pimera: Formación de edema:
- Se observa en la zona de la celulitis un edema, zona enrojecida con infiltración acuosa que se va transformando en viscosa, consistente y cada vez más adherida al tejido.
Segunda: Formación de piel de naranja.
- En la zona nos encontramos con un líquido espeso, mayor producción de fibras que adoptan diversa disposición y forman una de las características típicas de la celulitis: la piel de naranja.
Tercera: La esclerosis.
- Ya se ha formado la zona celulítica, el líquido está cada vez más viscoso y las fibras aumentan de forma progresiva. Así se va avanzando hasta que se forma una masa compacta y cada vez más dura que denominamos la fase de esclerosis.
La celulitis puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, aunque existen zonas preferentes como las caderas, los muslos y las rodillas
Diagnóstico
En un estadio avanzado, el diagnóstico es sencillo debido a que la piel forma espontáneamente el aspecto característico de la piel de naranja, con sucesión de pequeñas bolsas y depresiones.
La técnica del examen del pliegue rodado permite evidenciar los diferentes estadios clínicos de la celulitis y su nivel de gravedad. Se trata de agarrar con las dos manos el contenido del pliegue cutáneo y hacerlo rodar con los pulgares sobre el plano profundo.
Normalmente esta maniobra es indolora y la piel desplegada rueda fácilmente sobre los planos profundos permaneciendo homogénea y elástica. Sin embargo, en el caso de que exista celulitis, esta técnica desencadena la aparición de un dolor más o menos intenso, así como una serie de modificaciones en el tejido, como espesamiento edematoso, o nódulos en forma de bolas.
También se suelen asociar a una serie de síntomas secundarios a los fenómenos compresivos, circulatorios, linfáticos o nerviosos, calambres musculares, disminución de la sensibilidad a nivel de las piernas, los pies a menudo están fríos y, en ocasiones, con una piel rojiza, aparición frecuente de varices, varicosidades o hematomas al menor golpe, sequedad cutánea o pesadez de las piernas con o sin edema.
Esta técnica de diagnóstico clínico, se puede complementar, en caso necesario, con otros tipos de diagnóstico como son:
- Termografía, que mide la emisión infrarroja de la superficie cutánea. En la celulitis aparecen zonas frías muy bien delimitadas.
- Ecografía. Es un método de reflexión de los ultrasonidos en el que se pueden visualizar y diferenciar las almohadillas celulíticas de las masas musculares subyacentes.
- Exploración vascular, por la que se puede apreciar el estado funcional vascular (doppler).
Tratamiento
El tratamiento de la celulitis debe afrontarse desde diferentes pers[1]pectivas, en función de las características propias de la persona afectada y del estadio en el que se encuentra esta afección.
Como tratamiento inicial debemos controlar el tipo de alimentos ingeridos, el estilo de vida y la utilización de tratamientos físicos, mecánicos y tópicos.
Alimentación:
- En primer lugar, es conveniente revisar el tipo de alimentación que realizaremos y establecer un control en la ingestión de grasas, equilibrando el resto de los componentes de la dieta.
Actividad física:
- La realización de algún tipo de actividad física programada actúa positivamente sobre el tejido fibroso afectado incrementando su resistencia.
Métodos mecánicos y físicos
- Actualmente, se utiliza un gran número de métodos mecánicos y físicos para tratar o evitar la aparición de un proceso celulítico, tales como la iontoforesis, los ultrasonidos, la termoterapia, la presoterapia, la electrolipoforesis y el drenaje linfático.
Aplicación tópica
- Trataremos de activar la circulación sanguínea y eliminar los líquidos retenidos.
Para actuar sobre la circulación sanguínea, utilizamos los saponósidos, principios activos de origen vegetal que son capaces de facilitar la reabsorción del edema y, por tanto, disminuir y finalmente eliminar los líquidos de los espacios intersticiales. El rusco, el castaño de indias o la hiedra son plantas muy eficaces para ello por sus propiedades vasoconstrictoras y antiedematosas.
Otras principios activos importantes son la cafeína, la teofilina y la teobromina, encontrándose en plantas como el cacao, té, café, nuez de cola, guaraná y mate.
Los extractos vegetales de origen marino, como el fucus, se emplean por su capacidad de activar la lipasa y también por inhibir la fosfodiesterasa, con lo cual disminuye la acumulación de triglicéridos en los adipocitos.