Dieta o no dieta, esa es la cuestión

Para empezar, es importante que sepas que en cuestión de regímenes no existe la dieta-milagro ni remedios infalibles que no requieran algún sacrificio, ciertamente asumible y no tan grande como te parece. Por lo tanto, Dieta o no dieta, esa es la cuestión.

La solución contra la obesidad exige un esfuerzo individual y un cambio de actitud. Por eso, quien decida adelgazar no sólo debe estar mentalizado para cambiar sus hábitos alimenticios sino también los vitales.

La recompensa será conseguir ese estado de equilibrio maravilloso llamado SALUD.

Dieta o no dieta
Alimentación y salud: dos conceptos inseparables

En cuanto a la multitud ingente de dietas existentes hay que hacer una recomendación: seamos serios y responsables, acudiendo a un especialista que conozca los procedimientos más adecuados y sus consecuencias.

Las personas con exceso de peso son personas, por lo general, angustiadas por su problema, situación a la que han llegado por una conducta alimentaria inadecuada y hábitos tóxicos, pero en la que también han influido factores conductuales, sociales y psicológicos de origen diverso.

Por tanto, adelgazar no solo impulsa un cambio de hábitos, sino también un cambio de mentalidad. Casi la totalidad de los obesos desean dejar de serlo, pero ponen mil excusas para retrasar el inicio de una dieta o de un tratamiento. Cuántas veces hemos escuchado al paciente decir «después de Navidades comienzo el régimen», o aquello otro de «antes del verano necesito perder los kilos que me sobran» sin llegar a realizar nunca el tratamiento.

Otra fórmula para justificar el retraso del tratamiento para, al final, evitar el inicio del mismo es escudarse en la manida frase de «es que mi gordura es congénita» o esta otra de «es que soy ancho de hueso y no hay manera de adelgazar», por lo que se supone que un tratamiento no resultará eficaz porque, en el mejor de los casos, los kilos perdidos durante el seguimiento se recuperarán rápidamente. Es necesario afirmar que esto, por supuesto, es falso, puesto que nos encontramos con una patología totalmente corregible.

¿Qué se necesita?

Cualquier programa dietético requiere un esfuerzo conductual y psicológico, sin duda. El enfermo lo sabe y teme no tener suficiente voluntad para seguirlo y fracasar una y otra vez. Por esta razón recurre a soluciones rápidas, inútiles y peligrosas, que además pueden producir serios problemas psicosomáticos y conductuales.

Por tanto, para iniciar un tratamiento, una persona que desee perder peso debe cumplir dos condiciones: primero tener una motivación para adelgazar y, francamente, si no tienes es mejor que no empieces, fracasarás; y en segundo lugar, fuerza de voluntad (con voluntad mil recursos, sin voluntad mil excusas).

Por supuesto, si no existe fuerza de voluntad, pero sí existe motivación, siempre se puede recurriri a las operaciones de restricción de la capacidad gástrica para los obesos severos que puede reducir drásticamente la capacidad gástrica y conducen a una pérdida de peso sustancial. Si embargo, bajo nuestro punto de vista, es absolutamente desaconsejable, porque lo fundamental es conseguir un cambio de hábitos saludable e iniciar una nueva vida plena de salud y armonía.

¿De qué sirve una reducción de peso si no hay salud?

Además, se ha demostrado que en una operación de reducción gástrica, la bolsa puede agrandarse con el tiempo, la recuperación del peso perdido es cuestión de tiempo.

Según el Dr. Allan Geliebter, a medida que aumenta el grado de obesidad, la probabilidad de cometer excesos alimentarios también aumenta y puede llegar a explicar por qué la capacidad gástrica en individuos con obesidad mórbida es tan grande.

Un pequeño esfuerzo es necesario, pero la recompensa será  enorme

En conclusión, olvídate de dietas milagro, operaciones de reducción gástrica o balones intragástricos, la solución está en el cambio de hábitos, cambio de mentalidad, esfuerzo y fuerza de voluntad. Así es como se consigue y aunque te parezca muy difícil, cuando hayas comenzado te darás cuenta de que es más fácil de lo que suponías y lo verdaderamente duro fue convencerte a tí mismo e iniciarlo. Ponte a ello sin miedo, olvida tus creencias de que no eres capaz de que no lo conseguirás.

Dale la vuelta a esas creencias, las creencias se pueden cambiar, tú lo sabes, todos lo hemos hecho alguna vez.

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